Dónde empiezan y dónde acaban las cosas, sólo lo puede decidir uno mismo. Todo se puede alargar indefinidamente, y los tiempos se pueden fragmentar hasta convertirse en en pequeñas nanopartículas de sentido. Yo soy de las de los grandes marcos, de las que empaquetan la vida en periodos de cuatro años para que no se queden los bisiestos colgados, tan independientes y auténticos ellos, y tan tocapelotas a veces.
Hoy he decidido cerrar una etapa, sin dramatismos. Hace unos días que lo podía haber hecho, pero no funciono por imposiciones, y prefiero las despedias poco a poco, quedarme con el gusto y el tacto de las cosas, y separarme de ellos lentamente, mientras van llegando otras cosas, otras ciudades, otras maneras. Y ponerme unos días la otredad como bandera, que en la variedad está el gusto y, parafraseando a Ciro Alegría, el mundo es ancho, pero no ajeno.
Se acabó, te digo adiós por fin, con esa mezcla explosiva de las risas que fondearon hasta en el último de tus rincones, de las miradas cómplices y las palabras amigas, del autoconocimiento, el crecimiento, la lucha, de la libertad de la experimentación, de la impotencia de las piedras que vuelven siempre al camino, del enfado del tropiezo, de la frustración por el amor no alcanzado, del espejismo. Me has dado mucho, muchísimo, pero las piezas de tu rompecabezas hace tiempo que no encajan en mi camino. Son las piezas de esa Barcelona cool. Esa Barcelona pueblo. La de los jóvenes, y la de los viejos. Esa Barcelona multicultural, esa Barcelona de robos y desencuentros. Esa Barcelona anarquista, esa Barcelona burguesa, esa Barcelona catalanista. La maloliente y la bonita. Sobre todo la bonita, la de las ilusiones, la de las oportunidades, la de los vínculos. La de mis amigos.
"I don't belong here", dice Radiohead. ¿Y es que acaso alguien pertenece a algo? ¿Algo pertenece? ¿Tiene un significado real "pertenecer"? ¿El de sentirse incluido? ¿El de estar atado a las posesiones? Pues entonces yo no tengo nada... y lo que tengo, lo llevo conmigo.
A pesar de las dos maletas que a duras penas traje desde el aeropuerto.
Y este blog pertenece a otro momento, a un periodo empaquetado. "Sugerencias ómanas en Barcelona", dice por ahí otro titulillo a la derecha. Y hace bastante que las actividades no se actualizan. Durante mucho tiempo este sitio ha estado presidido por una foto de mi torso desnudo, un cuerpo que pretendía emular la parte artística que todos sentimos brotándonos por dentro. Hoy lo cierro mirando hacia afuera y mirando hacia adentro, con un autoretrato de habitaciones, ciudades de noche, rocíos a ambos lados del cristal, reflejos, búsquedas y encuentros.
Aunque sé que algunas cosas nunca se podrán marchar del todo, que hay cosas que una vez mezcladas no se puden separar, ahora voy con paso ligero, haciéndome el camino con nuevas y exóticas piezas de rompecabezas. La ciudad aún sigue despierta.
Gracias por acompañarme hasta aquí.