domingo, 31 de agosto de 2008

Tan sólo un par de días

Un par de días en Barcelona son capaces de causar muchas tormentas con su húmeda austeridad veraniega. Es absurdo tener tiempo en esta ciudad cuando estas acostumbrado al estrés continuo de los días no estivales. Desde luego, lucen más los días de sol en playas algo distantes del nucleo gris, como Guaiquiqui. En fin. Se van las cucharachas y con suerte este año tendremos moscas blancas con las que helar nuestros sueños y sonrosar nuestras mejillas, que dicen que de ello son presagio las otras, las moscas negras.

Santiago. León. Palencia. Bilbao. Tarragona. Y otra vez aquí. Menorca. Y otra vez aquí. Otra vez estás aquí. Y no sé qué voy a hacer contigo. Valencia. Madrid.

Os dejo con un maravilloso regalo que hace tiempo me hizo Raúl.

lunes, 25 de agosto de 2008

Post data

Hoy finaliza mi aventura veraniega. Son las once y media de la mañana, he dormido dos horas. La Juani está en el hospital, la Bea no puede estudiar y la Elena aún no ha aparecido. Ha sido este último, el Aste Nagusia del fin de semana, un viaje de divergencias y convergencias varias. Pero como siempre, lo que nos une es más que lo que nos separa.

Fue maravilloso compartir anoche los fuegos artificiales con el asfalto y la risa contagiosa de Elena, y volver a pedir ese deseo de los puntos cardinales, como lo hacía siempre con mis amigas de León. Seguro que se nos cumple. De momento, romper ciertos tabús fue toda una garantía de que el mío se puede cumplir.
Una de las cosas buenas de este fin de semana ha sido descubrir como la traca final puede prolongarse hasta límites insospechados. Otra, ese ritmo afrovascuence que se mueve por aquí. Reggae. Angola. Camerún. Las palabras que se dicen. Las que no se dicen. Aquellas a las que no se encuentra traducción y las que se explican en silencio caminando durante horas bajo el txirimiri bilbaíno.

Como hace dos años, el resumen de este Aste Nagusia sólo puede ser (con acento malagueño, o mejor, murciano) increíble. Aurora, Jon, Ñako, Jean Paul, Betto, Belinga (o Bolinga, jaja), Bruno, el alemán, la camarera del bar de ayer, y todos con los que compartimos pista y asfalto. Como el malo de las películas de acción, volveré. GORA ASTE NAGUSIA.

Despues de unas semanas de relax y de tanta fiesta descontrolada... qué ganas de volver a mi casa. Aunque aquí sigue sin aparecer la Elena y el médico aún no ha pasado a ver a la Juani. Haré tiempo inventando historias para escribir en la postal para mi madre. ¿Alguna sugerencia?