Se desliza despacio, en un suave vaivén, en el aire blanco.
Lo trajo el viento, y al llegar lo convirtió todo en pluma. Así fue como contagió la mirada de lentitud. El natural equilibrio del universo hizo que sus pulmones buscasen la vida con la urgencia de la última respiración, la simbiosis entrecortada de las pasiones humanas.
Lo trajo el viento, y al llegar lo convirtió todo en pluma. Así fue como contagió la mirada de lentitud. El natural equilibrio del universo hizo que sus pulmones buscasen la vida con la urgencia de la última respiración, la simbiosis entrecortada de las pasiones humanas.
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