La Illa Diagonal celebra en estos días el 30 aniversario del ordenador con una exposición de estos aparatos, hoy anticuados.
Hace tan sólo unos pocos, imaginábamos que en el Pentágono se manejaban con potentes máquinas que con sólo decirles lo que querías lo hacían por sí mismas y desde las que era posible controlar cualquier movimiento al otro lado del mundo. Mientras, nosotros nos entreteníamos en nuestras casas con juegos ortopédicos en los mismos aparatos en los que realizábamos nuestro trabajo en word -ese grandísimo invento- sin saber de qué otro modo podríamos sacarle rendimiento, con la cantidad de pesetas que os había costado. Bien, mi hermana descubrió que los dibujos -también ortopédicos- eran menos trabajosos en el paint. Pero en fin.
Así pasan los años, y ya van 30. Y resulta que hoy, si un virus bloquease todos los ordenadorews del mundo, estaríamos más que sumidos en el caos: seríamos incapaces de hacer nuestras vidas con normalidad y el estrés de sabernos sin esa tecnología nos bloquearía hasta el punto de olvidar cómo se hace un café, ni exprés ni de calcetín. Avanzamos, sí, pero cada vez somos seres más dependientes.
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