miércoles, 12 de marzo de 2008

Las chicas del montón de Almodóvar



Pedro Almodóvar es,por sí mismo, un personaje controvérsico. Los micrófonos y los escenarios de la movida madrileña fueron parte de la "formación" de este autor antes de que decidiese sentarse en una silla con su nombre. Pepi, Lucy, Bom y otras chicas del montón es la pieza clave con la que se inicia en el mundo de los largometrajes comerciales. Un filme que, si bien ha sido criticado por doquier por su baja calidad cinematográfica, tienen un nivel argumental inmejorable.

En él lleva lo ridículo a la cotidianidad y ataca de lleno los principales tabús sexuales de la época. Apunta y da en el centro de la diana: lo escatológico que subyace en lo humano, la violencia del sexo y la amistad entre mujeres. El cóctel está hecho. La crítica a la inmoralidad de Almodóvar no se hizo esperar demasiado, algo que sirvió de punta de lanza para proseguir por el camino de la transgresión y que le ayudó a mejorar en la técnica cinematográfica hasta llegar a recibir ese ansiado Oscar de la mano de Penélope Cruz.

A pesar de que lo kitsch está en desuso, siempre es un placer revisar la ópera prima de los grandes, como este manchego, y redescubrir sus orígenes. Si aún no se ha visto, hoy es una buena ocasión para hacerlo y descubrir así que, tres décadas más tarde, los tabús de entonces son los mismos que los de ahora.

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