domingo, 8 de febrero de 2009

'La marcha de Sherman' de Ross McElwee


Ayer tuve la ocasión de conocer a Ross McElwee, un cineasta de documentales que partía de la idea del cinema veritè en su búsqueda de una fórmula narrativa de no ficción que trascienda al yo. Y lo hizo, precisamente, partiendo de su ego. A través de sus grabaciones personales, de aquello más íntimo, sin un guión, sin un final concreto para quienes intervienen en la película, conseguimos ir más alla, descubrir que hay algo mágico en todas las vidas, reconocernos, y gracias a todo ello, llegar a una reflexión mucho más real del hombre y su existencia, con algunos puntos de humor y de ironía que hacen de esta película un documento único y original.
En este tipo de documental, McElwee no es sólo quien graba las imágenes y los testimonios sino que es a la vez sujeto fundamental de la película, como aquel que graba su reflejo en un espejo. Gracias a esta técnica, consigue escenas tan maravillosas como la de la mujer que toma el sol desnuda sobre una tabla y la conversación íntima que ambos entablan.
"La marcha de Sherman" pretendía mostrar la destrucción que sembró el general Sherman durante la Guerra de Secesión. La ruptura con su novia poco antes de iniciar el viaje hacen que la película tome un rumbo mucho más personal, marcado por la búsqueda del amor, pasando por ella numerosas mujeres del pasado, las que tuvo, las que quisiera tener y nunca tendrá, y las del presente, las que le van obligando a conocer las diferentes personas de sue ntortno que le quieren ver ya casado. La actualidad habla de miedo -o paranoia- nuclear, de casas en las que se construyen búnkers y se almacenan kilos de comida deshidratada y litros de agua embotellada. Nos muestra también diferentes modos de entender el pasado, el presente y el futuro, de entender la vida, la religión... lo que sería la inexistente idiosincrasia norteamericana, la pluralidad de un teritorio tan extenso como inabarcable.
Todo esto, junto con sus reflexiones literarias -claramente influenciadas por su inicial vocación por la escritura- hacen de "La marcha de Sherman" una película compleja pero completa que de una manera poco previsible por su título acaba convirtiéndose en "Una meditación sobre la posibilidad del amor romántico en el sur durante la era de la proliferación de armas nucleares", como advierte sus subtítulo. La vida de sus protagonistas, la de las 8 mujeres con las que trata, la suya propia, siguen más allá del final del filme. Una película acabada de una historia inacabada.

No hay comentarios: