
Hoy he leído un destacado en El Periódico que me ha llamado la atención: "Algunas entidades (financieras) ofrecen dinero para robar clientes y las principales pujan por retenerlos". Resulta que ahora la banca se ha dado cuenta de que el beneficio está en las pequeñas transacciones. Así, hace tan sólo unos meses los bancos y cajas se peleaban por ver quién daba la hipoteca más alta, quien incluía más letra pequeña, cual de todos ellos conseguía embaucar a más ciudadanos hacia el obscuro universo del Euribor. De modo que se han quedado con los beneficios de aquellas personas que aún pagan religiosamente las letras de su desvirtuada hipoteca. Y ahora pasan de ofrecernos productos financieros a convertirnos a los ciudadanos en mercancías de compra-venta: pujan por nosotros.
Con nuestras pequeñas transacciones no obtienen el beneficio al que están acostumbrados pero siguen ganando -cómo no, si es la norma básica de nuestro sistema-. Porque no nos engañemos, los bancos presentan sus balances a su manera. Pese a que los embargos hipotecarios se hayan incrementado un 150% en el tercer trimestre de 2008 (respecto al mismo periodo del 2007), la banca sigue siendo la gran beneficiada.
Y más ahora, con la inyección de activos con la que el Gobierno pretende sacarla de su supuesta bancarrota. Aun así, se suceden los estudios que advierten de que la reciente inyección no repercute en la concesión de más créditos. ¿Qué hace la banca con ese dinero? Vivimos con la constante presión de que el Estado no tiene recursos infinitos y, como a buenos ciudadanos, nos obligan a comprender que las ayudas a la dependencia pueden esperar y que el paro es un derecho de tiempo limitado.

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