miércoles, 7 de mayo de 2008

Retrato del ego


"Slikat II" Un niño serbo-bosnio de la república Srpska fotografía a fotógrafos


No sólo Carles Quillez y Pep Prieto. También Arturo Pérez Reverte, Julio Camba, Manuel Leguineche, Manuel Rivas y una infinidad de periodistas más han conseguido publicar sus novelas.

En los 60, Tom Wolf ya detectó la existencia de una casta de periodistas que concebían los periódicos como hoteles en los que formarse antes de dar el paso de retirarse a una cabaña junto a un lago y escribir La Novela. Pero no nos engañemos, eso es algo que intrínseco a nuestra naturaleza y sucede desde que los periodistas deciden ser periodistas. El caso de Defoe no es el más antiguo, pero sí destacable. El Nuevo Periodismo no es nada nuevo; de hecho, lo que hoy conocemos con ese nombre ya tiene 40 años (y nace muchos siglos antes, por ejemplo, con Defoe) y digamos que no ha evolucionado mucho desde que un tropel de seguidores se estancaron y dejaron de innovar.

Atrás quedaron ya los tiempos de las columnas de Jimmy Breslin, de los resportajes tonales y los puntos suspensivos de Wolf o de los desfases de Hunter Thompson (foto de la izquierda); un hombre, este último, que llevó sus ideales hasta el final y su entierro se convirtió en un festival de fuegos artificiales.

Hay quien dice que el periodismo romántico ha muerto. También hay quienes creen que el Nuevo Periodismo en España no existe. Yo sigo llorando cuando escucho hablar emocionado a un periodista de verdad y Wolf sigue queriendo ser el puto centro de atención y el creador de no sé cuantos milagros literarios. Y qué quieren que les diga, creo que antes de cambiar el mundo, como dice un proverbio japonés, tienes que dar diez vueltas por tu propia casa. Ni tanto ni tan poco.
¿Escritores periodistas o periodistas escritores? No hace falta ser puristas radicales asesinos jueces de juicios no declarados anticuados vulgares tristes ni doradores de píldoras felices ingenuos faltos de criterio que se conforman con lo que cualquer niñata sin el título de periodismo quiere hacerles creer. Periodismo y literatura mantienen desde siempre un estrecho vínculo. ¿Vamos a negarlo ahora?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta como escribes. Me seduces con las palabras, tengo muchas ganas de conocerte a fondo, entrar dentro de ti, en tu corazón.

Risto Mejode.

Rocío Ovalle dijo...

Gracias... Dicen que las palabras se las lleva el viento; no lo creo. Yo siempre he pensado que las palabras no son de quien las emite, sino de quien las recibe, de quien las escucha. Inventa con ellas, con las que selecciono, quién soy... y quizá lo adivines. Y quizá lo consigas.

Y quizá yo también adivine quién eres...