Dónde estaré cuando me vaya.
Quién volverá a mi casa cerrada.
Quien ventilará
mi habitación.
Quién me cuidará cuando me vaya.
Donde encerraré mi calma.
Quién se hará una copia de las llaves
por si me voy,
por si no vuelvo,
por si se me olvida
en una caja
la razón.
Quién me mirará de nuevo
y romperá el espejo
tirano.
Quién tocará mis cosas
cuando me vaya,
cuando no vuelva.
Cuando deje mi semilla
en la tierra,
quién le pondrá agua.
Donde estaré.
Dónde estará.
Donde nos podremos encontrar.
Quién bajará a comprarme tabaco.
Quién me encenderá el cigarro
liado de ausencias.
Quién me llamará por teléfono
cuando esté en el baño.
Cómo podré volver.
Cómo podré entrar.
Donde estarán mis llaves.
Cual será la realidad.
Quién quemará la toalla
para que no haya nada que tirar.
Quien rellenará mis huecos.
Quién contará cuentos.
Quién sabe volar.
Quién
y luego cómo,
y luego donde
y nunca por qué.
Habrá alguien
que mitigue mis fantasmas.
Estará ocupada mi casa
cuando vuelva,
cuando no me vaya.
Habrá alguien.
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