jueves, 9 de octubre de 2008

Napalm


Hoy no quería dormir sola y por eso estoy con el ordenador en mi cama, con esa gran herramienta que se llama internet y que permite que estés conectado al mundo real... y sin embargo no hay nadie en el messenger conectado, y no hay correos que no sean basura, y no hay palabras amigas más que las que busques en ti mismo.


Hoy no quería dormir sola, y por eso le he pedido a Karen si podía dormir con ella, pero mañana trabaja y quiere descansar bien. He pensado en llamarte. En llamaros. Pero son las tantas ya, y cada cual tiene su vida, y sus preocupaciones, y sus penas y sus madrugones. Además, resulta que no me sé ni el número de mi casa de memoria. Podría buscar en la agenda alguien a quien despertar o aprovechar la experiencia y llamar a Hablar por hablar... pero hace horas que ha acabado.


Y contar qué. ¿Que la humanidad es una mierda? ¿Que el mundo tal y como lo vivimos es una gran basura? ¿Que no hay nada más allá del ombligo del vecino? ¿Que somos autodestructivos?


Siempre defendí que la gente que robaba lo hacía porque no tenía más recursos. Me intentaron robar un día y el pobre negrito huyó espantado ante los gritos de Bernat. Otro, un senegalés me sustrajo ávidamente el móvil del bolso y llamó a su casa. Y aún así los defendía. Entendía porqué lo hacían aún cuando ellos son víctimas de sus propios clichés. De pensar que no hay caridad, que no hay otra salida. Cuántas veces no habré charlado con gente en la calle. Cuántas no habré dado dinero a quien me parecía honesto. Cuántas no habré invitado a una cerveza a alquien que tenía algo que decir sobre esta bola de esfínteres en la que vivimos.


Hoy caminaba como siempre tranquila, Urgell hacia arriba. Y noté algo extraño. me giré y le vi. Dos manzanas más, y seguí allí, detrás de mí. Y otra. Y otra. Al final me sacó la navaja y me dejó en la calle temblando, bloqueada, sin poder hacer nada. Intentaba recoger mis cosas del suelo y se me resbalaban de los dedos. Ansiedad. La gente pasando y no haciendo nada. La gente mirando cómo se marchaba, calle abajo, sin hacer nada.


Pero alguien me vió, me tranquilizó, llamó a los Mossos d'Esquadra... Eran vecinos del barrio. Si me hubiera pedido dinero, probablemente se lo habría dado. Pero hay quien prefiere llevarse un botín y dejar a su víctima temblando. Pasó todo muy rápido. Apenas sí recuerdo detalles concretos, y en mi declaración a la policía lo conté todo mezclado... Él estará feliz en su casa repartiendo miseria entre los suyos, valorando el precio de mi móvil, pensando en qué gastarse la mierda de pasta. Pensé que no pensaba nada, que todo se acababa, que me rajaría, que me violaría. Y hay quien cree que vale la pena.


Al salir de la comisaría estaba sola otra vez. Mirando a uno y otro lado. Delante y detrás. A uno y otro lado. Sola. Volví a casa en taxi buscando por las calles aquel rostro. Esta vez, pedí que me dejaran en el portal de mi casa. Sé que el miedo se irá. Quizá mañana. Quizá la semana que viene. ¿Volveré sola a casa cuando salga de la universidad? ¿Pasaré por la misma esquina?


No me ha rajado, pero sé que por su culpa hay gente que odia. Hay gente que mata. Hay gente que muere. Que él es el origen de esta pudredumbre. Que es el napalm. Y me da pena. Le compadezco profundamente.


Pero yo me quedé temblando.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Rocío,

Siento mucho lo que te ha pasado. Esta mañana, tras el café de vigor, he abierto mi lista de suscripciones y me he alegrado de ver un nuevo post en tu web, de esos que tanto me entretienen. Pero mi ilusión ha ido desapareciendo conforme leia tu historia.

Es triste que estas historias se repitan una y otra vez y es especialmente complejo de entender cuando le suceden a alguien que conoces; más difícil todavía cuando le pasa a una persona tan dulce.

Nada excusa que una persona te agreda, te robe sin que te des cuenta o lo intente. Ni el hambre, ni la necesidad ni los problemas sociales. El honor siempre debe estar por delante. Hay personas que eligen robar para subsistir, otras deciden vivir en la calle y otras no vivir. Son tres tipos de honores muy diferentes. Probablemente resulta fácil emitir un juicio tan reprochable desde un extremo probablemente no tan castigado como el de este tipo. Quizás sí, pero hay que tener muy poco corazón para hacerle algo así a una persona y luego poder dormir tranquilamente por la noche. Es una elección personal y nada puede justificarla.

¿Sabes qué me alegra? Saber que eres una tia con un par de narices y colocas las cosas en su sitio. Que todo esto, aunque te afecte, no te puede. Que sabes que eres capaz de no dejar que una persona tan indeseable cambie tus ideas sobre el mundo. Dentro de unos dias volverás a ver que el mundo es maravilloso y que este tipo de personas nos machacan solo una pequeña parte de él. Por desgracia, ese fragmento es muy importante.

Como siempre, una lamentable reflexión para todos nosotros, cobardes, que somos capaces de ver como agreden a una persona en mitad de la calle y mirar hacia otro lado. A ti, felicidades. Has sido valiente. No es tu culpa, ni la de este indeseable. Es culpa de todos nosotros por apartar la mirada y seguir caminando.

Un abrazo muy fuerte.

Anónimo dijo...

Pues yo no te pienso dar animos, ni decirte que res muy fuerte... Todo lo contrario... Porque no me has llamado? porque me he de enterar de esto por aqui?
Te sientes sola y no eres capaz de llamarme... te roban y te amenazan con una navaja y a mi no me tiene que importar no??

Pues tendrías que ver mi cara ahora...

Anónimo dijo...

Lo siento mi niña... El no saber de ti y no poder protegerte, aunque tu te vales sola, me come por dentro. Odio llegar tarde a cualquier cosa que tenga que ver contigo.
Me alegro que estés bién y espero que nunca olvides que siempre estoy para ti, a cualquier hora, cualquier dia y cualquier momento que me necesites.
Siempre serè un carapan...