La posible existencia de seres mitológicos ha sido motivo de discusión desde la antigüedad. En 1917 dos jóvenes de Cottingley (Inglaterra) capturan, con los precarios medios con que se contaba entonces, varias imágenes en las que se pueden ver unas misteriosas manchas blancas junto a ellas. Cuando Elsie Wright y su prima Frances Griffith pudieron tener de nuevo una cámara en sus manos, tomaron fotos de nuevo y al revelarlas apareció de nuevo una mancha blanca. Las niñas afirmaron que se trataba de hadas, pero su familia no las creyó y les fue prohibido utilizar de nuevo la cámara.
El teosofismo es un movimiento esotérico que sostiene que todas las religiones constituyen intentos del hombre de acercarse a lo divino y que, en consecuencia, cada religión posee una porción de una verdad universal o, dicho de otro modo, todas abordan los mismos hechos, aunque cada una utilice un prisma cultural e histórico propio. Esta corriente de pensamiento comenzó a tomar fuerza en la Inglaterra de finales del siglo XIX. A ella pertenecía el afamado escritor Arthur Conan Doyle, quien comenzó una investigación sobre la existencia de hadas.
Años después de las fotografías que tomaron las niñas, la madre de Elsie, muy aficionada al ocultismo, asistió a una reunión de la Sociedad Teosófica de Bradford, en la que, precisamente, se estaba debatiendo la existencia de las hadas. Ella, recordó entonces las extrañas fotografías de su hija y sobrina, y lo comentó ante algunos asistentes que pronto tomaron interés en verlas. En el Congreso de teosofía que se celebró poco después, dos de aquellas fotografías de hadas fueron pasando de mano hasta que Edward Gardner, uno de sus miembros más destacados, las consideró de vital importancia y llevó a la prensa para su publicación.
Las fotos pasaron por diferentes manos y ojos expertos que trataban de averiguar la verdad que se escondía tras la huella impresa. Las fotografías fueron llevadas al laboratorio de Fred Ballow para que hiciera de ellas copias más claras y limpias. Doyle tomó interés en hacerse con las fotos y tras conseguirlas, escribió un artículo en el Strand Magazine; a su vez se las mostró a Oliver Lodge, gran autoridad en las investigaciones psíquicas En Gran Bretaña, que las consideró falsas.
Surgieron argumentos de ambos bandos: quienes creían que eran falsas aludían al peinado de moda que portaban las supuestas hadas, y quienes creían en la veracidad de las fotos argüían que el hecho de que las figuras mitológicas aparecieran movidas era señal de movimiento y, por lo tanto, de vida.
La empresa fotográfica Kodak advirtió que las fotografías habían sido manipuladas pero Doyle, tras conocer a la familia, consideró probada con las fotografías la existencia de hadas. Por ello Gardner entregó de nuevo una cámara, con unas placas que impedían modificaciones, a las jóvenes; para sorpresa de todos, consiguieron tomar fotos de nuevo de los pequeños seres.
Para el investigador Lodge, el asunto estaba claro, afirmando que las fotografías respondían a la imaginación de las niñas. El razonamiento de Lodge no parecía estar muy desacertado. Con el tiempo, se llegó a saber que Elsie, estuvo trabajando en un estudio de fotografía, por aquella fecha, y precisamente falsificando fotos por encargo. Pero el discurrir de los años vino a añadir nuevos interrogantes sobre la autenticidad de las imágenes. Además, se averiguó que las hadas fotografiadas eran muy similares a otras que aparecían en el libro “Princess Mary´s Gift Book”, pero con alas. En los ochenta, las ancianas Elsie y France declararon a un periodista que al menos cuatro de las imágenes habían sido trucadas, pero el mito nunca se llegó a explicar totalmente.
El teosofismo es un movimiento esotérico que sostiene que todas las religiones constituyen intentos del hombre de acercarse a lo divino y que, en consecuencia, cada religión posee una porción de una verdad universal o, dicho de otro modo, todas abordan los mismos hechos, aunque cada una utilice un prisma cultural e histórico propio. Esta corriente de pensamiento comenzó a tomar fuerza en la Inglaterra de finales del siglo XIX. A ella pertenecía el afamado escritor Arthur Conan Doyle, quien comenzó una investigación sobre la existencia de hadas.
Años después de las fotografías que tomaron las niñas, la madre de Elsie, muy aficionada al ocultismo, asistió a una reunión de la Sociedad Teosófica de Bradford, en la que, precisamente, se estaba debatiendo la existencia de las hadas. Ella, recordó entonces las extrañas fotografías de su hija y sobrina, y lo comentó ante algunos asistentes que pronto tomaron interés en verlas. En el Congreso de teosofía que se celebró poco después, dos de aquellas fotografías de hadas fueron pasando de mano hasta que Edward Gardner, uno de sus miembros más destacados, las consideró de vital importancia y llevó a la prensa para su publicación.
Las fotos pasaron por diferentes manos y ojos expertos que trataban de averiguar la verdad que se escondía tras la huella impresa. Las fotografías fueron llevadas al laboratorio de Fred Ballow para que hiciera de ellas copias más claras y limpias. Doyle tomó interés en hacerse con las fotos y tras conseguirlas, escribió un artículo en el Strand Magazine; a su vez se las mostró a Oliver Lodge, gran autoridad en las investigaciones psíquicas En Gran Bretaña, que las consideró falsas.
Surgieron argumentos de ambos bandos: quienes creían que eran falsas aludían al peinado de moda que portaban las supuestas hadas, y quienes creían en la veracidad de las fotos argüían que el hecho de que las figuras mitológicas aparecieran movidas era señal de movimiento y, por lo tanto, de vida.
La empresa fotográfica Kodak advirtió que las fotografías habían sido manipuladas pero Doyle, tras conocer a la familia, consideró probada con las fotografías la existencia de hadas. Por ello Gardner entregó de nuevo una cámara, con unas placas que impedían modificaciones, a las jóvenes; para sorpresa de todos, consiguieron tomar fotos de nuevo de los pequeños seres.
Para el investigador Lodge, el asunto estaba claro, afirmando que las fotografías respondían a la imaginación de las niñas. El razonamiento de Lodge no parecía estar muy desacertado. Con el tiempo, se llegó a saber que Elsie, estuvo trabajando en un estudio de fotografía, por aquella fecha, y precisamente falsificando fotos por encargo. Pero el discurrir de los años vino a añadir nuevos interrogantes sobre la autenticidad de las imágenes. Además, se averiguó que las hadas fotografiadas eran muy similares a otras que aparecían en el libro “Princess Mary´s Gift Book”, pero con alas. En los ochenta, las ancianas Elsie y France declararon a un periodista que al menos cuatro de las imágenes habían sido trucadas, pero el mito nunca se llegó a explicar totalmente.
La historia inspiró la película "Fotografiando hadas".
A veces es más fácil creer que se puede explicar todo. Probablemente el caso de las hadas de Cottingley tenga también una explicación racional, lo que para nosotros vendría siendo una razón física, un cómo. Pero en el camino de lo fácil, o de lo complicado que es lo fácil de nuestra supuesta madurez, olvidamos que lo más importante tampoco es si la historia es real o no, si las hadas existen o no, sino que basta con creer en algo para que automáticamente pase a existir.
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